
Almas fugitivas
Una historia de amor, eso es lo que encierran esas arcadas en número impar; la del medio más grande, tal vez la que dejaba entrar la luz traviesa de la luna revelando dos siluetas entrelazadas en la oscuridad. Ventanas abiertas, cortinas deslizándose y olor a sexo.
El fin de sus viejes coincidieron justo allí, en ese punto del planeta; ella escapaba de una familia que ya había arreglado su matrimonio con un hombre de gente adinerada; él de la milicia, estaban alistando a los muchachos para una guerra sin sentido en la que sólo se beneficiarían unos pocos, y él se pensaba muy jóven con todo un mundo por delante para vivir.
Llegó él primero, era tarde de verano, en algún lugar habían cortado el césped porque había olor a sandía. Cuando la vio acercarse casi corriendo, un poco sudada y asustada, él estaba en la planta alta sintiéndose desertor con una libertad prohibida, pero libertad al fin. Ella se detuvo justo debajo de él, lo conocía pero no sabía de dónde, él le hizo una señal invitándola a subir, cuando estuvo frente a ella él sí la reconoció. Venían de un mundo de fugitivos, donde sólo las almas gemelas se buscan .
Pasaron treinta años exactamente y quien recuerda hoy esta historia es un hombre de cuarenta y ocho años, joven, muy joven estaba parado delante de la casa, en el mismo lugar donde se había parado ella aquella vez, ¿por qué estaría allí aquél hombre?, giró la cabeza y vio una mujer que se aproximaba, de su misma edad, era aquella muchacha.
Esa historia había durado solamente una semana, ella se casó con el hombre de buena familia, él fue a alistarse al ejercito y ya era teniente; pero todos los años, a partir de aquella época, se encontraban en esa casona abandonada; sólo se sabía que era de un terrateniente que había enloquecido por tanta fortuna que poseía, así que ellos se las ingeniaban y aunque cada uno ya tenía familia, se encontraban igual, con la misma pasión que la primera vez, porque seguían siendo almas fugitivas y estaban enamorados uno del otro.
Pero esta historia guarda un secreto bajo siete llaves: de los cuatro hijos que tuvo ella, uno es de él, pero no se sabe cual.
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