domingo, 1 de julio de 2012

los límites del beso

     Te abrazo porque me alegra mucho, realmente mucho, verte.

     No hace tanto tiempo, pero parece tanto para la gris intensidad de la ciudad que nunca duerme.

     En eso caigo en la cuenta de los límites del beso, que me trago, como si fuera una piedra. 

     Entonces doy parte militar/empresarial del estado de cosas. Que la estrategia que podríamos armar esta noche no es viable porque no se pueden improvisar estrategias nuevas.

     Entonces actuamos un ratito, jugamos a que no nos apena, ni mi estupidez ni nuestras sentires muertos.
     Todxs somos lxs que vemos y sabemos y miramos para otro lado, para que todo siga siempre igual. Completamente chato.
    
     Te dejo ir y vos me dejás quedarme. Se asoma una vez más una cobardía que nos desnuda, que arde.

     Me sumerjo en una noche oscura, de lluvia, de pies frios y ropa mojada. De comida sin sabor. De besos sin amor. De abrazos sin consuelo. De dolor de estomago.

     Todas estas vueltas. Tan de más. Cuando es tan simple dar un beso.

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