
¿Sentiste?
¿Sentiste el aire del mar, cálido y ruidoso después del gris año de ciudad?
La ciudad ardía y sin embargo se dibujaba tan fría. El colectivo de Morón a Palermo. El gris indiferencia y una traición que me envenenaba, cada fracción de cada segundo, que se proyectaba hasta el infinito mil veces, por días y noches sin principio ni final.
Yo era un edificio más. Una triste estructura de grises pálidos y hierros derruidos que chorreaban lágrimas de óxido.
Me esperaba una ginebra veneno. Veneno para el alma. Era empezar a tensar la soga que idefectiblemente me mata. Mata al que fui.
¿Sentiste el calor del colectivo y de un abrazo alguna noche helada?
Pero la fria indiferencia tenía mucho para dar. Es que el adentro no se puede abrigar. Yo no puedo meter ese saco de lana colorida por mi boca para intentar ponerlo atrás de mis costillas y frenar la hemorragía de un corazón apuñalado.
No puedo arrancar una parte de mi ser para sanar. Sólo puedo matar a ese pobre ahorcado que todavía agoniza.
No entiendo que hacía ahí tu locura. No lo entiendo. Se que estabas. Tus aros amarillos se mueven adentro de mis ojos y me llevan allá.
La ciudad seguirá ardiendo, inclemente. Y un efermero ata a un viejo loco a la cama. Y escondo la tristeza detrás de la lucha una vez más.
¿Sentiste el calor del sol las tardes narajas del otoño?
Me sacan. No estoy tan mal. Finjo bastante y sale bien. Además molesto bastante.
-¿Es usted un suicida?-
- Si pero no.-
- ¿Va usted a comportarse como un ser civilizado?-
- Le juro por Dios que trataré. Pero mejor le digo que sí.-
-Bueno acá está su certificado de loco y las pastillitas. Tómesalas todas, después consiga dinero y compre más. No las mezcle con alcohol porque eso hacen los pobres diablos o los ricos estresados.-
-Bueno muchas gracias doctora. Que los locos se amansen así no saltan por la ventana.-
¿Sentiste lo hermoso de una noche de fiesta en el campo abierto?
Tengo que entender todo de nuevo. La virtud del encierro es que uno sólo puede pensar y pensar y pensar. Igual que afuera. Pero andentro no te podes suicidar tranquilo.
Pero ya estoy afuera Pastillita. Pastillitas esa. Cartoncito para chupar. Rituales satánicos. Chicas y chicos de Palermo. Parque patricios. Ron.¿ Por que tu locura está acá?. Me rompo la cabeza una vez mas. y me encantás.
Esta locura mía me envenena. Voy a saltar a las vías del tren. Todo se sigue pudriendo. Los ángeles ya no están de mi lado. Por suerte. Ahora puedo odiar.
Los ágeles me ampiezan a dar asco. Y los diablos me decepcionan de tan cobardes.
Solito vas.
Llega esa noche. Que me decís que sí. Yo no te quiero extrañar. Mantenés esto en un lugar tan lindo.
Un envión. Salí.
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